Sin embargo, paulatinamente, retornaron a EE.UU. aquellos libretistas y autores perseguidos por el macartismo (termino que se refiere a la persecución comunista presidida por el Senador Mac Carthy) quienes les dieron un toque inteligente y crítico a las series de humor. Surgieron así Los Locos Adams y El Superagente 86, sátiras de géneros clásicos como el terror y el espionaje. Estas series deben ubicarse en el contexto de la guerra fría donde el espionaje y las fuerzas de seguridad como la CIA no eran construcciones televisivas.
Este auge del humor televisivo tuvo un correlato en nuestro país, sobre todo a partir de las producciones de Canal 13. Así, surgieron comedias como “La Nena” y “Dr. Cándido Pérez Señoras”, recreaban con un nítido toque local, modelos importados.
Uno de los éxitos más notables fue el de Pepe Biondi en Viendo a Biondi, quien introdujo lo que se transformó en un clásico de nuestra TV: la creación de eslóganes, frases y palabras que se incorporaron al habla cotidiana.
Ésta fue la época de Sábados Circulares de Mancera, el primer programa con una gran producción periodística y técnica que hizo conocer al público argentino a figuras como Joan Manuel Serrat e introdujo la “cámara sorpresa”.
También se destacaban, La Feria de la Alegría, un programa de entretenimientos, regalaba departameótos y autos, y Carlitos Balá entraba a la pantalla chica con la pregunta: ¿Qué gusto tiene La sal?.
Frente a estos programas de mero entretenimiento, Tato Bores ponía en aprietos a los gobiernos de turno con sus incisivos monólogos.
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